Venciendo al pecado
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre. El diablo entonces le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.
Lucas 4:1-3
Mientras vivamos en este planeta el enemigo nos pondrá muchas trampas e intentará hacernos caer y alejarnos de Dios y si por alguna razón lo logra, nos hará sentir culpables e indignos del reino de Dios, el diablo es el eterno acusador.
No dejemos que el enemigo nos quite el privilegio que Cristo nos ha dado, nuestra salvación, el vivir en el hogar celestial. Pidamos cada día a Dios la fortaleza para vencer las tentaciones y superar las adversidades, sometámonos al Señor y dejémosle gobernar nuestras vidas.